Charles Baudelaire
Ô fins d'automne, hivers, printemps trempés de boue,
Endormeuses saisons! je vous aime et vous loue
D'envelopper ainsi mon coeur et mon cerveau
D'un linceul vaporeux et d'un vague tombeau.
Dans cette grande plaine où l'autan froid se joue,
Où par les longues nuits la girouette s'enroue,
Mon âme mieux qu'au temps du tiède renouveau
Ouvrira largement ses ailes de corbeau.
Rien n'est plus doux au coeur plein de choses funèbres,
Et sur qui dès longtemps descendent les frimas,
Ô blafardes saisons, reines de nos climats,
Que l'aspect permanent de vos pâles ténèbres,
— Si ce n'est, par un soir sans lune, deux à deux,
D'endormir la douleur sur un lit hasardeux.
Poema seleccionado por Mari Luz Buen Castrillo, profesora de francésdel IES Parque Goya
Traducción
Brumas y lluvias
Charles Baudelaire
¡Oh, finales
de otoño, inviernos, primaveras cubiertas de lodo,
Adormecedoras estaciones! yo os amo y os elogio
Por envolver así mí corazón y mi cerebro
Con una mortaja vaporosa y en una tumba baldía.
En esta inmensa llanura donde el austro frío sopla,
Donde en las interminables noches la veleta enronquece,
Mi alma mejor que en la época del tibio reverdecer
Desplegará ampliamente sus alas de cuervo.
Nada es más dulce para el corazón lleno de cosas fúnebres,
Y sobre el cual desde hace tiempo desciende la escarcha,
¡Oh, blanquecinas estaciones, reinas de nuestros climas!,
Que el aspecto permanente de vuestras pálidas tinieblas,
—Si no es en una noche sin luna, uno junto al otro,
El dolor adormecido sobre un lecho cualquiera.
Adormecedoras estaciones! yo os amo y os elogio
Por envolver así mí corazón y mi cerebro
Con una mortaja vaporosa y en una tumba baldía.
En esta inmensa llanura donde el austro frío sopla,
Donde en las interminables noches la veleta enronquece,
Mi alma mejor que en la época del tibio reverdecer
Desplegará ampliamente sus alas de cuervo.
Nada es más dulce para el corazón lleno de cosas fúnebres,
Y sobre el cual desde hace tiempo desciende la escarcha,
¡Oh, blanquecinas estaciones, reinas de nuestros climas!,
Que el aspecto permanente de vuestras pálidas tinieblas,
—Si no es en una noche sin luna, uno junto al otro,
El dolor adormecido sobre un lecho cualquiera.
Para conocer la biografía del autor sigue leyendo
Charles Baudelaire
Poeta y crítico francés,
principal representante de la escuela simbolista. Nació en París el 9 de abril
de 1821 y estudió en el Collège Louis-le-Grand. Su infancia y su adolescencia
fueron infelices, pues su padre murió cuando tenía sólo seis años. Su madre
volvió a casarse y Charles, que odiaba a su padrastro, nunca se lo perdonó.
Decididos a poner freno a su carrera literaria, y con la intención de que
abandonara sus propósitos, sus padres lo enviaron a la India en 1841. Pero
abandonó el barco y regresó a París en 1842, más dispuesto que nunca a
dedicarse a la literatura. Con la intención de solucionar sus problemas
económicos, empezó a escribir críticas en la prensa nacional. Sus primeras
publicaciones importantes fueron dos cuadernillos de crítica de arte, Los
salones (1845-1846), en los que analizaba con agudeza las pinturas y los
dibujos de artistas contemporáneos franceses como Honoré Daumier, Edouard Manet
y Eugène Delacroix.
Su primer éxito literario llegó en 1848, cuando aparecieron sus traducciones del escritor estadounidense Edgar Allan Poe. Animado por los resultados, e inspirado por el entusiasmo que en él suscitó la obra de Poe, a quien le unía una fuerte afinidad, Baudelaire continuó traduciendo los relatos de Poe hasta 1857. En 1842 alcanzó la mayoría de edad y heredó la fortuna de su padre, lo que le permitió irse de casa y disfrutar de una vida de lujo. Las grandes sumas de dinero que gastó en su apartamento del Hôtel Lauzun y su estilo de vida decadente le dieron fama de excéntrico, e inmoral y le hicieron endeudarse para el resto de su vida. Durante este periodo de libertad y ocio, Baudelaire fue, sin embargo, enormemente creativo y escribió muchos de sus mejores poemas. La principal obra de Baudeleaire, una recopilación de poemas que lleva por título Las flores del mal, vio la luz en 1857. Inmediatamente después de su publicación, el gobierno francés acusó a Baudelaire de atentar contra la moral pública. A pesar de que la élite literaria francesa salió en defensa del poeta, Baudelaire fue multado y seis de los poemas contenidos en este libro desaparecieron en las ediciones posteriores. La censura no se levantó hasta 1949. Su siguiente obra, Los paraísos artificiales (1860), es un estudio autoanalítico basado en sus propias experiencias e inspirado en las Confesiones de un comedor de opio inglés, del escritor británico Thomas De Quincey. A partir de 1864 y hasta 1866, Baudelaire vivió en Bélgica. En 1867, aquejado de parálisis, regresó a París, donde tras una larga agonía murió el 31 de agosto.
Considerado hoy como uno de los mayores poetas de la literatura francesa, Baudelaire poseía un sentido clásico de la forma, una extraordinaria habilidad para encontrar la palabra perfecta y un gran talento musical; escribió algunos de los poemas más bellos e incisivos de la literatura francesa. Su originalidad, que causaba tanto asombro como malestar, le hace merecedor de un lugar al margen de las escuelas literarias dominantes en su época. Su poesía es para algunos la síntesis definitiva del romanticismo, para otros la precursora del simbolismo y para otros, finalmente, la primera expresión de las técnicas modernas. Baudelaire fue un hombre dividido, atraído con idéntica fuerza por lo divino y lo diabólico. Sus poemas hablan del eterno conflicto entre lo ideal y lo sensual, entre el spleen y el ideal. En ellos se describen todas las experiencias humanas, desde las más sublimes hasta las más sórdidas. Entre sus obras destacan, además de las ya citadas Pequeños poemas en prosa, sus diarios íntimos Cohetes, y Mi corazón al desnudo. Todas ellas se publicaron tras la muerte del autor, en 1867.
Su primer éxito literario llegó en 1848, cuando aparecieron sus traducciones del escritor estadounidense Edgar Allan Poe. Animado por los resultados, e inspirado por el entusiasmo que en él suscitó la obra de Poe, a quien le unía una fuerte afinidad, Baudelaire continuó traduciendo los relatos de Poe hasta 1857. En 1842 alcanzó la mayoría de edad y heredó la fortuna de su padre, lo que le permitió irse de casa y disfrutar de una vida de lujo. Las grandes sumas de dinero que gastó en su apartamento del Hôtel Lauzun y su estilo de vida decadente le dieron fama de excéntrico, e inmoral y le hicieron endeudarse para el resto de su vida. Durante este periodo de libertad y ocio, Baudelaire fue, sin embargo, enormemente creativo y escribió muchos de sus mejores poemas. La principal obra de Baudeleaire, una recopilación de poemas que lleva por título Las flores del mal, vio la luz en 1857. Inmediatamente después de su publicación, el gobierno francés acusó a Baudelaire de atentar contra la moral pública. A pesar de que la élite literaria francesa salió en defensa del poeta, Baudelaire fue multado y seis de los poemas contenidos en este libro desaparecieron en las ediciones posteriores. La censura no se levantó hasta 1949. Su siguiente obra, Los paraísos artificiales (1860), es un estudio autoanalítico basado en sus propias experiencias e inspirado en las Confesiones de un comedor de opio inglés, del escritor británico Thomas De Quincey. A partir de 1864 y hasta 1866, Baudelaire vivió en Bélgica. En 1867, aquejado de parálisis, regresó a París, donde tras una larga agonía murió el 31 de agosto.
Considerado hoy como uno de los mayores poetas de la literatura francesa, Baudelaire poseía un sentido clásico de la forma, una extraordinaria habilidad para encontrar la palabra perfecta y un gran talento musical; escribió algunos de los poemas más bellos e incisivos de la literatura francesa. Su originalidad, que causaba tanto asombro como malestar, le hace merecedor de un lugar al margen de las escuelas literarias dominantes en su época. Su poesía es para algunos la síntesis definitiva del romanticismo, para otros la precursora del simbolismo y para otros, finalmente, la primera expresión de las técnicas modernas. Baudelaire fue un hombre dividido, atraído con idéntica fuerza por lo divino y lo diabólico. Sus poemas hablan del eterno conflicto entre lo ideal y lo sensual, entre el spleen y el ideal. En ellos se describen todas las experiencias humanas, desde las más sublimes hasta las más sórdidas. Entre sus obras destacan, además de las ya citadas Pequeños poemas en prosa, sus diarios íntimos Cohetes, y Mi corazón al desnudo. Todas ellas se publicaron tras la muerte del autor, en 1867.
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