Carlos Fidalgo, Diario de León
La Real Biblioteca de Madrid escondía un tesoro. Y nunca mejor dicho. Se trata de los dos volúmenes manuscritos del Thesauro; el vocabulario más antiguo del lenguaje ilocano que todavía hablan 10 millones de personas en las Islas Filipinas y en Hawai, y durante doscientos años se consideró perdido, hasta que una investigadora berciana, la lingüista Rebeca Fernández,ha dado con él en el Palacio Real.
La historia del Thesauro habla de un tiempo, finales del siglo XVIII, en que la imprenta todavía convivía con los últimos manuscritos. Los dos volúmenes del vocabulario más antiguo de español- ilocano que se conserva completo y sin errores, según Fernández, fueron elaborados entre 1781 y 1784 para que el agustino Agustín Pedro Blanquier aprendiese la lengua de la Región de Ilocos, en la isla de Luzón, donde se hizo cargo de la parroquia de Batac. Y poco más se sabía de los libros, excepto que los frailes los habían enviado a Madrid para que Carlos III se los hiciera llegar a la emperatriz Catalina La Grande, que en plena expansión territorial y comercial de Rusia había solicitado al Rey de España una serie de publicaciones y traducciones con las que aprender las lenguas amerindias y filipinas.
«Afortunadamente, nunca los enviaron tras la muerte de Carlos III y se conservaron en la Real Biblioteca hasta hoy», cuenta la lingüista berciana, que pertenece a los equipos de investigación del Centro de Estudos em Letras de la Univeridad portuguesa de Tras-Os Montes y el Alto Duero y del Revitalizing Older Linguistic Documentation de la Universidad de Amsterdam, y acaba de presentar su hallazgo en el VIII Congreso Internacional de Lingüística Misionera celebrado el pasado mes de marzo en Lima.
Primeras gramáticas
Cuando los españoles llegaron a las Islas Filipinas en 1565 comprobaron que los nativos hablaban ocho lenguas principales. Las primeras gramáticas y vocabularios en español de los idiomas aborígenes comenzaron a escribirse a finales del siglo XVI, pero en el caso del ilocano, hubo que esperar a 1627 para que Francisco López publicara su Arte de la lengua yloca. «López también comenzó un vocabulario español-ilocano que no pudo terminar y que concluyeron otros dos agustinos, Pedro Carbonel y Miguel Albiol alrededor de 1711. Pero dicen las crónicas que contenía errores», dice Fernández. Esa fue la razón por la que, a finales del siglo XVIII, la Orden agustiniana le pidió a Pedro de Vivar que elaborara uno nuevo. Y en este libro de 1797, hasta ahora el diccionario más antiguo de ilocano que se conocía, encontró la lingüista la primera referencia a los dos manuscritos perdidos.
«Sabía por el prólogo de Vivar que había habido un vocabulario anterior denominado Thesauro o Tesoro, pero nadie lo había encontrado. No aparecía en ninguna bibliografía sobre documentos filipinos, ni ningún autor lo había estudiado. En mi empeño de conseguir alguna pista y con los avances en los catálogos electrónicos, seguí buscando y lo encontré en la Real Biblioteca de Madrid», cuenta Fernández. Y añade que el diccionario «había pasado inadvertido durante doscientos años» en las estanterías del Palacio Real sin que nadie reparara en él.
Encuadernación
El hallazgo ha sido una sorpresa para la Real Biblioteca, y la institución se ha esmerado en recuperar los dos volúmenes. El de español-ilocano ya había llegado encuadernado con hierros dorados de cierre, pero el ejemplar de ilocano- español tiene ahora una cubierta nueva.
El Tesoro del Ydioma Yloco, que Blanquier había mandado copiar y que Rebeca Fernández ha encontrado en las estanterías de maderas nobles del Palacio Real, se apoyaba, después de todo, en el trabajo que habían llevado a cabo Carbonel y Albiol, según comprobó la lingüista.
Fernández ha trabajado con los dos volúmenes durante algo más de un año, editándolos y comparando sus características con la versión posterior que había estudiado para su tesis doctoral, el Calepino ilocano o vocabulario de iloco en romance de Pedro de Vivar.
Lingüística misionera
Los resultados de su investigación formaron parte de los temas del reciente Congreso Internacional de Lingüística Misionera —termino que España comenzó a usar el también berciano José Luis Suárez Roca— celebrado en la capital de Perú durante el pasado mes de marzo. El congreso internacional estuvo organizado por el profesor Otto Zwartjes de la Universidad de Amsterdam y codirector de la tésis de Rebeca Fernández sobre el ilocano.
La joven lingüista berciana tiene clara la trascendencia del hallazgado de los dos manuscritos que se creía perdidos en un triángulo tan amplio como el que va de Filipinas, donde se escribieron, a España, donde se catalogaron, y de ahí a Rusia, que era su destino final. «La importancia de estos dos ejemplares manuscritos es que forman el vocabulario bilingüe de español-ilocano más antiguo que existe y que probablemente sean los únicos ejemplares en el mundo», asegura convencida.
Fuente: el castellano org
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