En el mes de diciembre terminamos el año con una leyenda sami: Los cuatro vientos. Los samis son un pueblo étnico que habita en Laponia, una región que se extiende por el norte de Noruega, Suecia, Finlandia y la península de Kole , al nordeste e Rusia.
LOS CUATRO VIENTOS
Hace miles de años, nadie vivía en Laponia. Los vientos del Sur, Norte, Este y Oeste confluían en esta zona, haciéndola inhabitable. Siempre soplaban a la vez, cada uno intentando superar a sus rivales. Nadie se atrevía siquiera a acercarse. Nadie excepto un chamán sami.
Se construyó una casa y dio una fiesta de inauguración a la que invitó a los cuatros vientos. Preparó una acogedora hoguera que calentaba el ambiente, cocinó las comidas más deliciosas y sirvió la mejor bebida. Los vientos, por supuesto, acudieron a la cita. Comieron, charlaron y bebieron. Pasaban las horas y seguían en la casa del chamán, que ejercía de anfitrión. Para agasajar a sus invitados, el chamán sacó su tambor y empezó a cantar. Pam, pam, pam. El chamán golpeaba el tambor como si fuera un metrónomo, sin pausa, sin prisa. Su voz acompasaba el sonido y acunaba a los invitados. Primero el Sur, luego el Este, el Norte y finalmente el Oeste. Todos acabaron dormidos en torno al fuego. Mientras, el chamán seguía tocando y su voz se atenuaba. Pam, pam, pam.
Cuando tuvo la certeza de que los cuatro vientos estaba profundamente dormidos, dejó a un lado el tambor y se quitó el sombrero. Tenía cuatro puntas.
Se acercó a sus invitados y, con un rápido movimiento, metió al viento del Norte en el gorro, empujándolo hasta que ocupó la primera de las puntas. Lo mismo hizo con el viento del Este, con el del Oeste y con el del Sur. Cada uno estaba en una punta del sombrero del chamán. Luego se puso el gorro en la cabeza y esperó.
El primero que se despertó fue el viento del Norte. Intentó desperezarse, sin éxito. Primero suavemente, luego con fuerza. El chamán notaba como el Norte pasaba de la agitación a la ira. Notó cómo soplaba, cómo se retorcía, cómo intentaba escapar. «¡Déjame salir!«. Pero el chamán no se movió.
Sus gritos despertaron al Sur, al Este y al Oeste. Intentaron asomarse a ver lo que ocurría, pero no pudieron. Soplaron, se retorcieron, intentaron escapar. «¡Déjanos salir!«. Pero el chamán no se movió.
Pasaron los días y el chamán, férreo, no cedió ni a las amenazas ni a las súplicas de los vientos. Mientras se mantuvieran en su prisión, la vida podría instalarse en Laponia.
Pero el chamán no quería tener encerrados a los vientos para siempre. La tierra, la vida, les necesitaba. Por eso llegó a un acuerdo con ellos: les liberaría a cambio de que nunca volvieran a soplar a la vez sobre Laponia. Desde ese momento, el Sur sopló en verano; el Norte, en invierno; el Oeste, en otoño y el Este, en primavera.
Por eso, incluso hoy, los lapones llevan sombreros de cuatro puntas. Son un homenaje a los vientos, pero también un recordatorio de que no rompan su promesa.
Fuente:
https://tierrasextranasblog.wordpress.com/2017/01/28/leyendas-de-laponia-los-cuatro-vientos/
Los acuerdos que se respetan propician la vida y la prosperidad de los pueblos. Pero no hay sombrero que doblegue al cierzo de Zaragoza. Eugenio D'Ors llamó a esta ciudad "la novia del viento". Cortante y cruel lo cantaba Labordeta. A ponerse buen gorro de lana si se visitan estos lares.
ResponderEliminarEsto nos enseñar a que formando acuerdos y poder respetar estos, todos podemos salir beneficiados.
ResponderEliminarEs una leyenda, como tantas otras, que a través de la fantasía pretende explicar fenómenos atmosféricos, dejándonos una dulce moraleja sobre como el retenerse los unos a los otros no les servirá de nada cuando con el diálogo se pueden conseguir acuerdos beneficios para todos los afectados.
ResponderEliminarCreo que esta bien que lleguen a unos acuerdos entre todos los distintos puntos ya que cada uno tiene su punto de vista y así se hace respetar cada acuerdo y tiene sus beneficios.
ResponderEliminarEste cuento trata de explicar la importancia y relaciones del clima atmosférico en cuanto a nuestras emociones.
ResponderEliminarRecomiendo leer este cuento.
Es un cuento que muestra de forma camuflada la insaciable naturaleza humana de poder, control y dominio. Aunque al final libera los vientos, el hombre deja patente su ansia de supremacía sobre la naturaleza. Espero que haga reflexionar sobre la necesidad de cultivar en nosotros la humildad y el reconocimiento de ser parte de un todo universal.
ResponderEliminarEs un cuento que trata de explicar fenómenos atmosféricos a través de la fantasía, y al mismo tiempo también introduce costumbres/tradiciones de un pueblo que quizás no conocías.
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