"Nos habían dicho que llegaríamos a la costa de Cádiz antes del amanecer y que nos acercaríamos con la barca a una playa. Amaneció y seguíamos en mitad del mar, con olas muy fuertes. El Estrecho es terrible. No volveré a navegar por el estrecho. No volveré a subirme a un barco jamás. Parecíamos una cáscara de nuez en mitad de un océano con olas gigantescas. Como una película pero de verdad. Amaneció, pasaron las horas, pasó el día entero y empezó a anochecer otra vez. El agua ya cubría todo el fondo de nuestra barca hasta los tobillos. El guía hablaba nervioso y enfadado por su móvil. Decía que había que hacer algo o todos moriríamos ahí. Sonaba a amenaza real. Un par de chicos deliraban de fiebre y agotamiento. Decía que llevábamos demasiado peso, nos gritaba. Ya era noche cerrada y apenas se veía en la barca. Creo que uno de los chicos se desmayó y oímos cómo algo pesado se caía al agua. Nos salpicó a todos. No giró ni detuvo la barca para buscarlo. Un poco más tarde se cayó otro chico. Quedábamos trece y el guía. Tiró por la borda todo lo que pesaba: las maderas sobre las que nos sentábamos, unos fardos, unas botellas de agua, las mochilas, una caja de herramientas, una radio. No era suficiente, seguía entrando agua. Mohamed y yo también delirábamos. Llevábamos muchas horas sin dormir ni comer ni beber. Todo lo que siguió después es como una pesadilla borrosa. El guía daba gritos, nadie se movía. Recuerdo el ruido del viento, la ropa empapada, el frío, no podía mover los dedos, (...) la cabeza me iba a estallar. Se cayeron dos o tres chicos más al mar. Dijo que estábamos cerca , a unas millas. No se veía nada. Que quién sabía nadar. Que si yo sabía nadar. Que me había tocado a mí. Que me tirara ya y nadara hacia aquellas luces. Las olas eran enormes. Que dijéramos que éramos menores. Me agarró de la camiseta: "¡Vamos, hijo de puta". Otro chico saltó por mí y empezó a dar brazadas. Se perdió en la noche. La barca llegó a una playa. No sé cuánto tiempo pasamos tirados en la arena. Cuando ya era de día llegaron unos voluntarios de la Cruz Roja. Nos dieron mantas y sopa. Y nos llevaron a un hospital. Quedábamos Mohamed, yo y siete más. Ni rastro del guía que se fue nadando."
El horror de un relato de supervivencia en medio de una noche cerrada en el mar. La historia de tantos menas que intentan mejorar su vida y la de su familia arriesgando su vida a atravesar el Estrecho. Y solo es cuestión de suerte en el lugar del mundo en el que nos ha tocado nacer a cada cual.
ResponderEliminar¿La negociación de los gobiernos africanos con el ministro de exteriores español es cada año? ¿Por qué los mandatarios seguirán permitiendo este atentado contra Los Derechos Humanos?
ResponderEliminarEsta novela es el diario de un inmigrante que sobrevive en la patera, un menor que nos presenta la corrupción de nuestros sistemas democráticos y de las 2 sociedades, la africana y la española. Un abrazo. Carmen Guíu.
ResponderEliminarEste fragmento nos quiere dar a conocer que hay seres humanos como cualquiera de nosotros jugándose la vida cada día para conseguir una vida mejor aquí mismo, en España. Lo que nos hace reflexionar sobre nuestros problemas y su gravedad real.
ResponderEliminarEs aterrador pensar que esto pase en la vida real,nadie merece pasar por ello.
ResponderEliminarEste fragmento te intenta poner en esa situaciòn,y la verdad es que consige hacerte ver un poco de esa realidad tan indeseada.
Delia Gimenez Ramos 4ºE
Y sin embargo la realidad supera toda la ficción. Recuerdo los testimonios estremecedores que hemos tenido la oportunidad de escuchar gracias a la colaboración del IES con la Fundación CEPAIM (http://cepaim.org/fundacion/centros-cepaim/zaragoza/)
ResponderEliminarEsta historia, lamentablemente, no es un hecho episódico, es algo que ocurre todos los días. Los migrantes que intentan llegar a Europa no son números, son personas que tienen miedo y sufren. Este fragmento nos muestra ese pánico y esa incertidumbre. No deberíamos acostumbrarnos a que estas historias sean simplemente la noticia con la que comienza el telediario.
ResponderEliminarEspero que esta cruda situación sirva para empatizar. Todos somos migrantes. Y hacer ver que el otro tiene nuestros mismos anhelos y deseos
ResponderEliminarNos habían comentado que llegaríamos a la costa de Cádiz anteriormente del amanecer y que nos acercaríamos con la barca a una playa. Parecíamos una cáscara de nuez en mitad de un mar con olas gigantescas. El agua ya cubría todo el fondo de nuestra barca hasta los tobillos. Ya era noche cerrada y apenas se notaba en la barca. No giró ni detuvo la barca para buscarlo. La barca alcanzó una playa.
ResponderEliminarEste fragmento nos quiere dar a conocer que hay seres humanos como cualquiera de nosotros jugándose la vida cada día para conseguir una vida mejor aquí mismo, en España. Lo que nos hace reflexionar sobre nuestros problemas y su gravedad real.
ResponderEliminaralgo
ResponderEliminarme pone muy triste los niños que cayeron al mar,podían haberlo ido a buscar
ResponderEliminarEs un texto que te hace replantearte la suerte que hemos tenido al nacer en un país como España, y también saca la empatia por la gente que sufre estas cosas.
ResponderEliminarSilvia Peña 3ºE